En los últimos años, el cohousing ha experimentado un notable impulso en el País Vasco, con nuevas iniciativas y con una mayor receptividad por parte de las administraciones públicas. No es un fenómeno nuevo, ya que los orígenes modernos del cohousing se sitúan en Dinamarca en la década de los años sesenta del siglo pasado. A pesar de ello, el concepto induce, frecuentemente, a confusión, aunque la explicación más extendida define el cohousing como viviendas colaborativas en las que los residentes participan de manera activa en su diseño y gestión, con espacios privados y zonas y recursos compartidos en comunidad.
El Observatorio Vasco de la Vivienda ha publicado recientemente un estudio sobre este modelo, “Diagnóstico del modelo de cohousing en Euskadi”, en el que aborda sus características, así como las necesidades y problemas que plantea, su encaje jurídico actual y su relación con los planes estratégicos de la CAPV. Para facilitar el estudio, el modelo se analiza dividido en tres categorías: Cohousing Asequible, cuyo objetivo sería facilitar el acceso a una vivienda libre a colectivos con dificultades; Cohousing Senior, como fórmula para disfrutar de mayores niveles de autonomía, independencia y calidad de vida durante las últimas etapas de la vida; y Cohousing Rural, como alternativa de vida para fomentar la sostenibilidad social y medioambiental y contribuir a revitalizar las zonas rurales.
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